Pedro Zapatero Sánchez (Coyuntura político económica)
El plan de Sánchez (y del PSOE) era presentarse ante los electores como buenos gestores, capaces de afrontar una pandemia absolutamente extraordinaria, con el empleo en cifras admisibles y unas pensiones revalorizadas; ser la antítesis de Zapatero, acreditarse como gobernantes que, con la mira puesta en lado social de los presupuestos, son capaces de generar riqueza. Enfrente quedaría la derecha que protege al Ibex y permanece enzarzada en un lío de mediáticos juicios de corrupción, por tiempo cuasi infinito.
Pero “todos tenemos un plan hasta que recibimos el primer golpe” (Mike Tyson) y nuestro presidente, máximo representante de la resiliencia, comienza a notar la presión agobiante de la economía sobre sus carnes. Su rostro comienza a afilarse, alarma su parecido con el último año de Zapatero.
La invasión de Ucrania por Rusia no tiene comparación con ningún otro conflicto en Europa (después de 1945), las guerras de los Balcanes fueron fundamentalmente étnicas, con componentes religiosos, de lo que denominamos “guerras civiles”. La guerra actual es un conflicto sistémico; una guerra entre dos formas de entender la convivencia, que arrastrará a todo Occidente a modificar la política energética e incrementar los presupuestos de defensa. Este mes que ha transcurrido servirá de bisagra en la historia reciente del mundo. Nos encaminamos a un mundo con dos grandes potencias (China y EEUU) y dos actores secundarios, Rusia en lado chino y Europa en el occidental. Menores cifras de crecimiento, de intercambios comerciales entre los dos bloques y mayores gastos en armamento.
Para Sánchez (para España) este conflicto supone de forma inmediata un incremento del coste de la energía. Lo que significa mayor inflación. Las casas de análisis contemplan tres escenarios, un alto el fuego inmediato y paz (5-10 %), mantenimiento de la situación actual con ataques rusos y defensa numantina de Ucrania (50-55 %) y empeoramiento de la situación bélica con participación de terceros países (Bielorrusia) o utilización de mayor armamento (40 %). En el escenario central la inflación que veremos durante el año estará muy próxima al 10 % (sin alcanzarla), pero se espera que al finalizar el año esté entre el 4-5 %. En 2021 la inflación media ha sido menor que la de diciembre, en el 22 se espera de forma inversa, 4-5 % a diciembre, pero una inflación media del 6-6,5 %. En estas previsiones se confía en que no haya efectos de “segunda ronda”, es decir que la revisión de los convenios no recoja las malas cifras de IPC que inevitablemente aparecerán, y que el precio del petróleo y del gas descienda de forma significativa. Además, el gobierno deberá revalorizar las pensiones.
El crecimiento de la economía en la eurozona se verá afectada, por la guerra, de forma negativa en 1,5 puntos (1,1 en el mundo y 0,9 en EEUU). España crecerá, en 2022, en torno al 4,7 %, siempre en un escenario central que podría verse afectado por un empeoramiento de la situación militar en Ucrania.
El BCE no tiene más remedio que poner fin a las compras de deuda, prevista para el 3T de 2022, y comenzar a subir tipos en el 4T, o como muy tarde en el 1T 2023. Son muy malas noticias para la hacienda española. Acostumbrados a vivir con déficit primario, si el BCE no nos compra la nueva deuda, las alegrías tendrán que limitarse. La política fiscal con un endeudamiento cercano al 120 %, un déficit superior al 6 % y una débil recuperación (tras la pandemia) no dispone de mucha capacidad para reaccionar. La ansiada recuperación del turismo deberá ser revisada a consecuencia de la guerra.
Así la soga de la realidad económica se ciñe de forma incómoda sobre el cuello de Sánchez. Le apoyan unos sindicatos silentes y un partido socialista sin voz crítica. Su socio de gobierno, después de digerir la última rueda de molino rebozada en arena del Sáhara, comenzará a preparar su maquinaria para un adelanto electoral. El conflicto del transporte ha desatado los nervios en el ejecutivo. Un panorama de bajada de impuestos y elevación del gasto en defensa, no es la tarjeta de presentación soñada por los estrategas de Moncloa como conclusión de la legislatura.
En los últimos días Sánchez intenta un nuevo vuelo de ave Fénix, con el acuerdo en la UE de la excepción para la península Ibérica, que permita moderar el precio de la electricidad. No será algo más allá de una nueva patada hacia delante, el signo de la economía viene dado por variables mundiales ante las que una economía como la nuestra no puede obviarlas.
El adelanto “natural” de las elecciones generales sería hacerlas coincidir con las de Andalucía (finales de 2022).
PD: Fuentes Funcas y Ceoe
Buena reflexión Tomás
Una vez más,(a mi al menos),me encanta leerte…..no se que haces que no estás YA,en esas «tertulias»,donde la mitad de los tertulianos,solo son voces sectarias incapaces de la más mínima neutralidad,hacen falta voces como la tuya,donde el analisis y el rigor brillen con luz propia.
En cuanto al tema del que hoy nos ilustras,si nuetro Presidente fuera un verdadero hombre de Estado,ya tendría que haber llamado al pueblo a las urnas,la situacion solo puede empeorar y alargase la agonía,y este pueblo no se merece tal castigo.
Julio Serrano
Creo que es uno de los mejores análisis que he leido tuyos.
No nos hagas esperar tanto entre uno y otro
Comentario muy ponderado y muy bien argumentado. Difiero en el posible adelanto de elecciones, porque no debemos olvidar que el último semestre de 2023 le toca a España la presidencia de la UE y esto no se lo pierde Sánchez.
Un abrazo
Muy claro y conciso. Enhorabuena, Tomás, con esperanza de que en el próximo comentario haya mejores noticias.
Muy buen análisis Tomás
Citando a Clinton: «Es la economía, estúpido».
No hay como las precisiones económicas -y su naturaleza restrictiva- para hacer aterrizar, incluso, a un funambulista de la talla de Sánchez. Efectivamente, los cisnes negros que hemos comentado en otras ocasiones, empiezan a multiplicarse como en la película de Hitchcock. Me cuesta creer, con todo, que lleguen a hacer caer al artista. Éste no suelta el poder y ya le hemos visto resucitar una vez tras otra.
Tampoco se apearán sus socios, por más ninguneados que se vean. Poco hay que ganar para ellos fuera de las instituciones, conscientes de estar viviendo una experiencia que no se repetirá. Comulgan y comulgarán.
Por tanto, se mantendrá la agonía y el viaje lo pagaremos entre todos, una vez más.
Eso sí, con los comentarios de este blog se nos hará algo más llevadero…
Abrazos,
Este blog, de cuando los analistas se hacen profetas, o viceversa, parece muy certero. La solución en el 4T 2022.
Si siempre has sido certero en el comentario de las diferentes situaciones que han merecido tu análisis, en esta ocasión, si cabe, te has superado.
Un abrazo.
El análisis me parece muy acertado, pero Sánchez es como los ojos del Guadiana, y de no ocurrir una catástrofe económica total, resurgirá más de una vez. Ojalá mi pronóstico no se cumpla y el tuyo se adelante
La descripción de la situación política es muy acertada, Tomás. Como siempre. La evolución que estimas ocurra va a depender , cómo bien dices, de la economía. Y las variables no van a mejorar mucho, al revés; sin embargo, hay otro elemento a tener en cuenta, la capacidad de cambio del PP hacia posiciones de amplia base electoral. En pocos meses lo sabremos. De haber elecciones y no suceder aquello, tendríamos un escenario tremendamente complejo para formar gobierno. La fragmentación del Congreso sería parecida a la actual. Convocar elecciones este año sería volver a contradecirse, aunque eso no es nuevo. Ese sentido de Estado que tanto le gusta pronunciar, y poco práctica, le obliga a ser respetuoso con su palabra. Aunque, como bien dices, si siente que todo se le descontrola solo pensará en sus intereses y no en el de todos, desgraciadamente.